domingo, 10 de marzo de 2013

De Teniente Coronel "Golpista" a Presidente de la Republica y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB)

La presidencia del teniente coronel retirado Hugo Chávez, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, estuvo íntimamente ligada a la institución castrense, cuya lealtad fue una de sus mayores obsesiones tras el breve golpe de Estado que sufrió en 2002, una década después de encabezar una intentona.

Durante su larga convalecencia en Cuba, que precedió a su fallecimiento este martes, Chávez no se olvidó nunca de incluir en sus mensajes leídos por sus ministros a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), pidiéndole lealtad y unidad detrás de su proyecto.

El reto de su sucesor, el vicepresidente Nicolás Maduro, un civil, será mantener la lealtad de los altos mandos que profesaron su apego a la revolución socialista, en caso de que se convierta en el próximo jefe del gobierno.

A lo largo de sus 14 años de gobierno y de comandante en jefe, Chávez se empeñó en ideologizar al ejército, en el que él mismo ingresó a los 17 años, y por ello tomó la mayoría de las decisiones clave en su seno, como los ascensos o las subidas de sueldo.

Por ley, definió como "bolivariana" a la institución castrense, que en los desfiles se proclamaba "antiimperialista, revolucionaria y socialista" y en 2011 la adhirió definitivamente a su proyecto al declararla "chavista".

Aunque a la oposición "le dé un infarto", la Fuerza Armada es "chavista. Tiene a Chávez en el corazón, en el alma", proclamó desafiante en ocasión del vigésimo aniversario del fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 que lideró contra un desgastado sistema de partidos.

La intentona le supuso pasar a retiro y permanecer dos años en la cárcel, pero también conquistó a muchos venezolanos desencantados con la política y puso la primera piedra de un fulgurante ascenso que le catapultó en 1998 a la presidencia de Venezuela.

Unos años más tarde el golpe fue en su contra, cuando una masiva manifestación hostil a su gestión el 11 de abril de 2002 desembocó en su derrocamiento por la cúpula militar.

El apoyo de militares leales y de decenas de miles de personas que tomaron las calles permitieron dar un vuelco a la situación y dos días después, Chávez regresó triunfante al poder.

Los sucesos de 2002 "le hicieron notar al menos un rechazo parcial en el estamento militar. Por eso emprendió un proceso radical" de transformación, dice a la AFP Rocío San Miguel, responsable de la ONG Control Ciudadano, que vela por la transparencia de la defensa nacional.

En su primera purga en 2004, Chávez apartó de sus puestos a 1.500 oficiales, y al tiempo que reestructuró el alto mando acometió en cinco años cuatro reformas legales de la institución.

El mandatario "se había formado en las entrañas de la Fuerza Armada, conocía muy bien los cuarteles y consideraba que el control de la sociedad dependía del control del estamento militar", explica por su parte el historiador Elías Pino.

Con ese ímpetu, Chávez complementó la FANB con las milicias, compuestas por 120.000 civiles y, según sus críticos, entregadas a la ideologización socialista de la sociedad.

La creación de este cuerpo refleja la "politización y desprofesionalización de la Fuerza Armada. Le pasará factura a la institución, así como la injerencia cubana" señalada por opositores y disidentes del chavismo, asegura San Miguel.

Al pasar a retiro en 2010 por desacuerdos con el manejo de la FANB, el general Antonio Rivero denunció la presencia de militares cubanos en las áreas de seguridad, comunicaciones, armamento e inteligencia.

Chávez respondió a esas acusaciones, admitiendo por primera vez la presencia en el ejército de militares procedentes de su mayor aliada, la Cuba comunista de los hermanos Castro, pero restando importancia a su misión.

"Los cubanos nos están ayudando. Nos han dicho cómo almacenar las brújulas, cómo reparar los radios de los tanques y cómo se debe almacenar la munición", dijo.

Con todo, ¿logró asegurarse la lealtad de la FANB a su revolución socialista?

Según San Miguel, Chávez controló una treintena de mandos militares, pero pocos fueron los generales y almirantes que secundaron públicamente su discurso, manteniéndose leales ante todo a las instituciones del Estado.

Con una eventual llegada de Maduro al palacio de Miraflores, San Miguel estima que su aceptación entre los militares "dependerá del conocimiento y actitud que muestre" hacia éstos, y advierte que hasta ahora "ha cometido errores básicos, incluso en la distinción de los símbolos" castrenses.

Fuente:
El Economista (España)

Redactado por:
Anthony J Bedoya




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